sábado, abril 16, 2005

El Tigre


Mi recuerdo de aquel día se limita
a mostrar en su espectro la faz crónica
que lentamente va perdiéndose en la agónica
sucesión de tardes que lo imitan.

Ha perdido los detalles la memoria
como quien pierde uno a uno los motivos
como quien ha olvidado los caminos
que atravesó al recorrer su propia historia.

Solo se olvidar, ser olvidado
solo se pasar por la memoria de la gente
ocupando un lugar que urgentemente
borrará algún suceso del pasado.

Si hubo entonces, perdido entre postales
un árbol de piedra, un muelle, un espejismo
y un amanecer que no va a ser el mismo
que mañana se levantará con ese grave

Itinerario que rige lo inconmensurable.
Y yo, que como un urgente funebrero
estoy condenado a sepultar febreros
sin poderles celebrar sus funerales.

Pues vendrá mañana un nuevo Tigre
otro árbol, otro amanecer, otra poesía
otro morir, otro renacer al tercer día
otro febrero que fielmente olvidaré

1 comentario:

Anónimo dijo...

Al que madruga...